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martes, 27 de noviembre de 2018

¿Qué hacer? Fuera de hablar pendejadas




Por: Oscar Jiménez

(El Grillero. Press) No hay nada como compaginar la teoría con la praxis, aunque esto es muy profundo para tanto hablador de pendejadas en Angostura. Más del 100 % de los que vivimos aquí, sabemos que la vaina esta regodida. Sabemos que la especulación está desaforada, que sobran bichos de uña apadrinados para chuparnos las cuatro lochas, también que las autoridades locales son de una nulidad infinita, como también que  en el gobierno nacional y regional hacen malabarismos para enfrentar la crisis, mientras muchos personajes gubernamentales están gozando una y parte de la otra, cogiendo lo que no es de ellos.
Mientras pasan tantas cosas malas en ésta tierra bendita de Dios ¿Qué hacemos para contrarrestar ese problemón? Además de comportarnos como los pendejos de siempre, esperando que otros resuelvan, nos dedicamos a verter toneladas de paja por la trompa. Unos se la dan de grandes analistas económicos, otros de expertos en teoría socio- política; por allá realizan ensayos verbales de patología histriónica; por el Centro Cívico, el Mercado y las esquinas calientes, sobran eruditos de macro reivindicación transitoria y, además, tenemos para exportar, relatores de la trascendencia unigenética de  nuevos gobiernos. En fin, puros habladores de pendejadas.
Una vaina tan simple como la organización de un concejo comunal, es mucho para quien no quiere pasar a la acción. Constituir asociaciones, solicitar asesorías de avance ciudadano, participar, presentar propuestas, impulsar debates y mesas sobre política municipal, pellizcar a los concejales pendientes nada más del sueldo, tirar la basura frente a la alcaldía, o lo que sea, mientras se canalice la función activa, como  lo que se necesita para ser un ciudadano responsable ante un presente abominable. En un lugar tan alejado de los centros de poder como Angostura, donde los especuladores roban a diestra y siniestra, no hay seguridad ciudadana, el alcalde y su combo no tienen capacidad de gerencia, desapareció el clap y todo tipo de ayuda gubernamental, los centros de salud son unos rastrojos. Tantos, pero tantos males nos aquejan, que ahora se nos lanzan encima, los habladores de pendejadas.
No pueden ver un grupito porque se acercan sigilosamente, medio oyen lo que se conversa y luego desparraman una verborrea que dejan a la gente con la boca abierta; pero al final, es pura paja. Tienen cobardía y falta de bolas para enfrentarse a los problemas. Reconócelos, están enfermos de crítica ambivalente y esa vaina no tiene cura, son unos pendejos , aléjate de ellos y sólo pregúntale ¿Qué hacer?

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