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domingo, 28 de octubre de 2018

Semblantes de Ciudad Piar, juntos personajes idos y otros que están sembrando identidad en la historia de nuestra localidad.




 El factor humano es el que identifica la conformación histórica de las comunidades, independientemente de la configuración geopolítica


 Por: Carlos Ron, el hombre de las aladas palabras.

    (Ciudad Piar. Especial) Para una población de tan reciente fundación como Ciudad Piar, es esencial ir sembrando su identidad histórica, en base al conjunto humano que hizo posible su conformación. Desde un principio, individualidades, grupos familiares, instituciones, sistema de producción económica, entre otros aspectos, fueron dibujando el paisaje social que hoy se palpa en diversas generaciones. Nadie podrá negar que Ciudad Piar, en unión de su factor productivo es,   su propia gente.
Gente que ha vivido por décadas, se ha ido estampillando en ésta geografía, viviendo un concepto de ciudad, con sus altos y bajos. Hijos y ahora nietos se han integrado el vaivén de la explotación férrea, en continuidad familiar. Llegando al centenar de años se encuentra con nosotros Jesús Gómez, hasta hace poco disfrutábamos las narraciones alegres de Evaristo Gómez sobre  ésta sabanas y cerros en sus comienzos, no deja de tener referencia obligada la consulta a la revista El Minero donde, se fueron condensando  devenires históricos. Tantos y tan queridos personajes desfilan en nuestra memoria, necesitando ayuda de ustedes, para enmarcarlos en estos libros de hierro.
Es responsabilidad de las instituciones presentes, sean corporativas, populares o de cualquier índole, amalgamar el curso de la génesis de Ciudad Piar, con su desencadenamiento en el tiempo. Las nuevas generaciones no pueden empoderarse localmente, ante la orfandad de sus valores humanos; los genuinos.
Hemos contemplado con estupor como se marcan nuestros pioneros sin que nadie alce una voz de pérdida invalorable. Se marchan así, como si nada, después de haber sembrado  inolvidables vivencias entre nosotros. Eso es injusto. Debemos ponerle remedio a tan egoísta sistema comunitario, o es que estamos tan divididos e indolentes para permitir que se pierda en el tiempo, lo que somos, nuestra esencia. El último ciudapiarense debe llamar a la reflexión y convocar con sus mejores sentimientos de amor a éste pueblo, que no nos estamos perdiendo en una cronología amorfa. Somos hijos de ésta pueblo que debemos luchar por rescatarlo de la inopia de la politiquería, de la carencia gerencial, de las reiteradas frustraciones de gente sectaria, de los vacíos en proyecciones. Pareciera que estamos muriendo de indigencia en un paraíso, rico en su naturaleza de cielo y tierra.
Los hijos de Ciudad Piar van a reaccionar, expulsando advenedizos, uniéndose a pesar de las ideologías; concretando con amplia visión, proyectos sustentables. No podemos seguir indiferentes. Vamos a amar y luchar por lo nuestro y, aquí y en próximas entregas, con la colaboración de ustedes, estaremos reflejando nuestro caudal humano en gráficas de cariño.   
Esperamos el grito primal del último ciudapiarense; eso sí, que se identifique.




































































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