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martes, 16 de octubre de 2018

La canalla mediática como segunda avanzada



Oscar Jiménez

La planificación gringa conlleva lapsos previsibles, del antes y después, de su “torcedura de brazos” a los países reacios  a seguir la batuta del big stick roosveliano. Lo repiten incesantemente, una y otra vez, desde los tiempos del editor Hearts. Contra Venezuela han desbordado un intenso bombardeo de subliminidad comunicacional, con tantos contrastes y ramificaciones, que han llevado a sus grandes especialistas ideológicos a preguntarse-¿what happen in the Venezuelan? Todo ha funcionado bien en el Medio Oriente o en otras repúblicas bananeras. Pero en Venezuela NO.
En la actualidad, especialmente con el caso Requesens y Borges, voltean el mundo al revés para justificar lo injustificable. Cual si fueran redentores de los máximos sacrificios por el bien de la humanidad, los defienden, arremetiendo a través de las grandes corporaciones mediáticas, enfilando la sicopatía de las redes y utilizando el absurdo sistema de los medios nacionales.
Para quienes hemos vivido con intensidad el proceso revolucionario, tenemos presente la desfachatez mediática antes, durante y después del golpe de estado al Presidente Chávez. A pesar del asco, fue como despertar ante un absurdo mundo irreal, construido a base de mentiras, bajo la clara intención de imponer una dominación, abrumando nuestras mentes. De allí, se ha intensificado tanto el bombardeo sobre la psiquis criolla y latina, que nos da la impresión de vivir en un mundo de momias deambulando, profiriendo improperios contra sus propios intereses.
Alguien propone por medio de la violencia, sangre, dolor, lágrimas y sumir en una cruenta guerra al país. Ver sufrir y morir hermanos, hijos, madres y amigos. Es como retomar la pesadilla de la Lídice checa o la Guernica española. Una guerra civil, para quienes no la han vivido, es el infierno hecho carne. Eso propusieron los héroes de tales medios, envalentonados por el poderío gringo y la malandrería colombiana. Es la irrazonable presencia de traidores, abyectos y viles seres, urdidos por los complejos militares-financieros e industriales gringos, junto a los areperos de acá. Pero como dijo Erick Rodríguez, la gran batalla está en nuestras mentes.
Afortunadamente, desde las clases sociales más bajas, ha surgido un criterio sólido del proceso revolucionario. Allí no se equivocó el comandante Chávez. Mientras la clase media y alta, veía frustrar su escalamiento o sueño dorado de cumbre aristocrática, aquellos de la base, siempre vapuleados, precisaron su arco iris de esperanza. Y es que la solidaridad, amor y crecimiento colectivo, está en ellos, siempre con la intención de ensanchar alegría y bienestar, traspasando nuestras fronteras. Por eso, contamos con una resistencia heroica, ya que saben de dónde  viene la agresión. Mientras clases complacientes, tienen un muro y un dedo de hierro para señalar culpabilidades del proceso revolucionario por tantos males.
Poderosos medios de comunicación cuentan con sofisticadas tecnologías de imágenes y sonidos, rellenas de contenidos diseñados por especialistas de nuestros asuntos. Nos dicen cuáles deben ser nuestros sueños y señalan a su país como el Olimpo anhelado. Vámonos pa llá, diría el negro Facundo. Con nosotros no.  Nuestro sueño lo diseñó Bolívar y Chávez, colmado de amor, solidaridad, espíritu libertario, integración familiar, hospitalidad y abrazo de alegría; lo cual, contrasta con  el egoísta individualismo, la heroicidad puesta en la fuerza de la muerte, la estupidización colectiva, la discriminación racial, la mala felicidad sobre el sufrimiento de otros pueblos, el desenfrenado e inducido consumismo y el desamor a la naturaleza.
Medios de comunicación extranjeros y venezolanos están en la segunda fase del magnicidio frustrado, banalizándolo, aupando a sus criminales, urdiendo otras fases de agresión, y también con el temblor de dientes, porque no le justifican los reales a sus financistas. Chocarán, mil veces chocarán contra el aguerrido pueblo venezolano. No pasarán por las trincheras donde se hace granítica la esperanza del país y de todo el mundo latino. Junto a la Providencia, Bolívar y Chávez están allí, luchando contra la maldad del capitalismo para imponer el crecimiento hermanado, como lo dijo el Che “ A riesgo de parecer ridículo, todo revolucionario está precedido por sentimientos de amor”. ¡ La LUCHA SIGUE!

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