Por: Oscar Jiménez
(El Grillero. Press) No
hay nada como compaginar la teoría con la praxis, aunque esto es muy profundo
para tanto hablador de pendejadas en Angostura. Más del 100 % de los que
vivimos aquí, sabemos que la vaina esta regodida. Sabemos que la especulación
está desaforada, que sobran bichos de uña apadrinados para chuparnos las cuatro
lochas, también que las autoridades locales son de una nulidad infinita, como
también que en el gobierno nacional y
regional hacen malabarismos para enfrentar la crisis, mientras muchos
personajes gubernamentales están gozando una y parte de la otra, cogiendo lo
que no es de ellos.
Mientras pasan tantas
cosas malas en ésta tierra bendita de Dios ¿Qué hacemos para contrarrestar ese
problemón? Además de comportarnos como los pendejos de siempre, esperando que
otros resuelvan, nos dedicamos a verter toneladas de paja por la trompa. Unos
se la dan de grandes analistas económicos, otros de expertos en teoría socio-
política; por allá realizan ensayos verbales de patología histriónica; por el
Centro Cívico, el Mercado y las esquinas calientes, sobran eruditos de macro
reivindicación transitoria y, además, tenemos para exportar, relatores de la
trascendencia unigenética de nuevos
gobiernos. En fin, puros habladores de pendejadas.
Una vaina tan simple
como la organización de un concejo comunal, es mucho para quien no quiere pasar
a la acción. Constituir asociaciones, solicitar asesorías de avance ciudadano,
participar, presentar propuestas, impulsar debates y mesas sobre política
municipal, pellizcar a los concejales pendientes nada más del sueldo, tirar la
basura frente a la alcaldía, o lo que sea, mientras se canalice la función
activa, como lo que se necesita para ser
un ciudadano responsable ante un presente abominable. En un lugar tan alejado
de los centros de poder como Angostura, donde los especuladores roban a diestra
y siniestra, no hay seguridad ciudadana, el alcalde y su combo no tienen
capacidad de gerencia, desapareció el clap y todo tipo de ayuda gubernamental,
los centros de salud son unos rastrojos. Tantos, pero tantos males nos aquejan,
que ahora se nos lanzan encima, los habladores de pendejadas.
No pueden ver un
grupito porque se acercan sigilosamente, medio oyen lo que se conversa y luego
desparraman una verborrea que dejan a la gente con la boca abierta; pero al
final, es pura paja. Tienen cobardía y falta de bolas para enfrentarse a los
problemas. Reconócelos, están enfermos de crítica ambivalente y esa vaina no
tiene cura, son unos pendejos , aléjate de ellos y sólo pregúntale ¿Qué hacer?
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