*La potencialidad de un
municipio, enmarcada en sus cuantiosas riquezas, inspiró la visión y guía de un
futuro sustentable que aún no se detona en el tiempo.
Por: Miguel Fernández
Sin acercarnos a cifras
o detalles técnicos que hagan engorroso un planteamiento que resuena en el
tiempo y espacio, como alerta a una generación, aún perdida en los espirales de
la carrera cotidiana y el frenesí de la acelerada política del momento, nos
iremos a un plano global.
Las realidades están
allí, palpitantes, direccionadas de norte a sur, partiendo del complejo
hidroeléctrico de Guri, con toda su parafernalia; luego, el complejo de la siderúrgica
nacional, aunada a la planta de concentración, planta piloto y toda la
infraestructura técnica de explotación férrea. A ello se une un conjunto de
base agropecuaria, centralizado en Maderas El Alba, como motor humano dentro de
las ramificaciones industriales que darían vida a la Ciudad del Acero.
No todo termina allí,
nuestros poderosos ríos con su riqueza aurífera y diamantífera, emanan dentro
de la exuberancia de una naturaleza
circundante, implicada al turismo. Todo ello, bajo el requerimiento de la
proyección y estudio de nuestros técnicos, repetimos, engloba un sueño de
crecimiento sostenido.
Corazón de Guayana
Como apéndice del
Distrito Heres y luego dentro de la configuración geográfica de municipio
autónomo, nadie puede negar que la génesis estructural de desarrollo en el Sur,
partió de estos lares con el descubrimiento del Cerro Bolívar, el cual se
yergue solitario y depauperado como símbolo del subdesarrollo internacional y
nacional. Nacional en el sentido que sólo se preocuparon por la consabida
economía de puerto, dejando nuestra zona como el pariente pobre del interior,
sin posibilidad de desarrollo. Allí está el cerro Bolívar triste y esquilmado
viendo a una Ciudad Piar degradada, y también triste, sin dolientes.
La esperanza no se
pierde
¡No! De ninguna manera.
El factor humano es el que ha fallado, la riqueza sigue allí y podemos confiar
en nuestra juventud y en toda la gente honesta, trabajadora y consustanciada
con su terruño.
Ya basta del
tradicionalismo político depredador y carente de gerencia, vamos a rescatar la
operatividad de lo que se detuvo y alentar lo que viene, aunados dentro del
campo técnico, político y popular. Borremos el pasado y confiemos en el futuro.
La Ciudad del Acero es posible.
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