Por: Carlos Ron, el hombre de las
aladas palabras.
(Ciudad Piar. Especial) Para una población de tan reciente fundación
como Ciudad Piar, es esencial ir sembrando su identidad histórica, en base al
conjunto humano que hizo posible su conformación. Desde un principio,
individualidades, grupos familiares, instituciones, sistema de producción
económica, entre otros aspectos, fueron dibujando el paisaje social que hoy se
palpa en diversas generaciones. Nadie podrá negar que Ciudad Piar, en unión de
su factor productivo es, su propia gente.
Gente que ha vivido por décadas, se
ha ido estampillando en ésta geografía, viviendo un concepto de ciudad, con sus
altos y bajos. Hijos y ahora nietos se han integrado el vaivén de la
explotación férrea, en continuidad familiar. Llegando al centenar de años se
encuentra con nosotros Jesús Gómez, hasta hace poco disfrutábamos las
narraciones alegres de Evaristo Gómez sobre
ésta sabanas y cerros en sus comienzos, no deja de tener referencia
obligada la consulta a la revista El Minero donde, se fueron condensando devenires históricos. Tantos y tan queridos
personajes desfilan en nuestra memoria, necesitando ayuda de ustedes, para
enmarcarlos en estos libros de hierro.
Es responsabilidad de las
instituciones presentes, sean corporativas, populares o de cualquier
índole, amalgamar el curso de la génesis de Ciudad Piar, con su
desencadenamiento en el tiempo. Las nuevas generaciones no pueden empoderarse
localmente, ante la orfandad de sus valores humanos; los genuinos.
Hemos contemplado con estupor como se
marcan nuestros pioneros sin que nadie alce una voz de pérdida invalorable. Se
marchan así, como si nada, después de haber sembrado inolvidables vivencias entre nosotros. Eso es
injusto. Debemos ponerle remedio a tan egoísta sistema comunitario, o es que
estamos tan divididos e indolentes para permitir que se pierda en el tiempo, lo
que somos, nuestra esencia. El último ciudapiarense debe llamar a la reflexión
y convocar con sus mejores sentimientos de amor a éste pueblo, que no nos
estamos perdiendo en una cronología amorfa. Somos hijos de ésta pueblo que
debemos luchar por rescatarlo de la inopia de la politiquería, de la carencia
gerencial, de las reiteradas frustraciones de gente sectaria, de los vacíos en
proyecciones. Pareciera que estamos muriendo de indigencia en un paraíso, rico
en su naturaleza de cielo y tierra.
Los hijos de Ciudad Piar van a
reaccionar, expulsando advenedizos, uniéndose a pesar de las ideologías;
concretando con amplia visión, proyectos sustentables. No podemos seguir
indiferentes. Vamos a amar y luchar por lo nuestro y, aquí y en próximas
entregas, con la colaboración de ustedes, estaremos reflejando nuestro caudal
humano en gráficas de cariño.
Esperamos el grito primal del último
ciudapiarense; eso sí, que se identifique.
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